Las 00.25h del domingo, quedan horas para finalizar otra semana de trabajo duro pero satisfactorio y no por ello dejo de pensar ya en la semana que viene, ¡en sabores nuevos, en texturas chulas! Y claro, detrás de esa palestra de colores, hay producto, hay personas.

A pocas horas de nuestro día de descanso, mi cabeza va a mil repasando mercados, “riu raus”, agricultores, pescadores….y son las 00:27h cuando me doy cuenta de que hay tantos lugares que visitar, tantas personas maravillosas a las que acudir en busca de lo bueno, sano y sobre todo nuestro.

“Nuestro”…los que me conocen saben que pienso mucho en eso de “nuestro”, y que espero que algún día lleguemos a darnos cuenta de todo lo que tenemos y de lo mucho que podemos hacer con ello, de redescubrirlo y que esta vez sea para siempre.

Debo confesar, me siento feliz de ser uno de esos cocineros que valora el producto que me ofrecen los pequeños agricultores, ganaderos y pescadores de mi alrededor. Soy feliz de saber que cada vez hay más iniciativas, más familias jóvenes que trabajan mucho y duro con tal de recuperar la cultura de mercado y de los “riu raus”.

Se me está haciendo tarde, pero es que estoy nervioso, en unas horas, y antes de finalizar la semana de trabajo, disfrutaré de nuevo del calor de la gente, de la tierra sobre el verde, de olores de antaño y sabores fuertes. ¡Hoy es de esos días en los que a quien sorprenden es a mí, donde me descubren, donde aprendo algo nuevo!

Miquel Ruiz

Con nuestro compañero Juan ya recuperado, y tras haber permanecido cerrados durante dos meses, nos complace anunciar que nuestro Baret vuelve a abrir sus puertas hoy martes, 29 de mayo.

A continuación me gustaría contaros cómo fue ese día y los siguientes.

Tras la explosión en nuestra cocina, y una vez trasladado al hospital el compañero herido, nos dimos cuenta de los daños materiales ocasionados.

Y aunque estábamos tristes y Puri y Vane, que estaban dentro cuando ocurrió todo, estaban aún en shock y asustadas, todo se hizo muchísimo mas llevadero ya que durante las siguientes horas recibimos mensajes, llamadas y visitas de apoyo de cientos de personas.

En primer lugar querría dar las gracias al agente de la policía local que pasaba por delante del Baret en el momento justo y no tardó ni un minuto en dar el aviso a las instituciones correspondientes. Gracias por haber entrado de inmediato y colaborado en el desalojo del local y por haber accedido al interior de la cocina para apagar lo poco que quedaba en funcionamiento. A su vez, gracias a los bomberos que acudieron pocos minutos después e hicieron todas las comprobaciones necesarias.

Gracias a nuestras queridas vecinas que acudieron con jarras de tila para intentar tranquilizar a mi familia. Gracias de nuevo a todas aquellas que se ofrecieron para hacerles la comida e invitarles a sus casas a comer.

Gracias a todos los compañer@s (cociner@s) que acudieron caminando, en coche o moto desde sus puestos de trabajo, con chaquetilla incluida, para cerciorarse de que estaban todos bien y ofrecerles lo más valioso que se tiene, su tiempo.

Gracias a todas aquellas personas que nos ofrecieron sus cocinas, maquinaria e incluso sus locales para que Miquel volviera a cocinar lo antes posible.

Gracias por enviarnos tanto cariño, gracias por las bolsitas de chocolatinas que iban apareciendo en el Baret, gracias por los mensajes recibidos incluso desde Valencia y/o alrededores de grandes personitas a las que no tenemos el placer de conocer pero nos ofrecieron, de nuevo, su tiempo, maquinaria y locales desinteresadamente.

Gracias a todos nuestros clientes por su paciencia ya que tuvimos que cancelar todas las reservas desde el día de la explosión hasta hoy. Tal y como les prometimos, estamos recolocando sus reservas y esperamos verles disfrutar del Baret lo antes posible.

Dentro del miedo, y entre los escombros de uno de mis lugares favoritos de la Tierra, y a pesar de todo, me di cuenta de nuevo, de la suerte que tengo de formar parte de esta familia, que despierta buenos sentimientos y ganas de arrimar el hombro en los demás.

¡El Baret y su equipo vuelven con más ganas que nunca!

Texto DZH!

Hace poco estuve compartiendo experiencias culinarias con varias mujeres, todas de Jesús Pobre, encantadoras, trabajadoras, cocineras.

Estos días todo son noticias de mujeres cuyas vidas les han arrebatado y otras, mujeres valientes que luchan para que cese esta gran tristeza.
Y pensando, inmerso en mis vivencias y experiencias, en mi vida y en la de los demás…recordé.

Recordé esa mirada, esa personalidad capaz de poner orden en el mayor de los caos, esas manos que igual escriben facturas que limpian pescado a mi lado.

Cerré los ojos e intenté contar las veces que a lo largo de mi vida he buscado entre la muchedumbre esa mirada cuando más lo necesitaba, cuando pensaba que no podía más, cuando estaba a punto de rendirme. Y la encontraba mirándome fijamente a los ojos, con una sonrisa de las que no tienen precio y haciendo un ligero movimiento con la cabeza…diciéndome sin hablar, “puedes, has podido hasta ahora y también lo conseguirás esta vez”.

No pude acabar de contar, pues fueron, son y serán incontables las veces que buscaré tu mirada, y esperaré encontrarla.
Y así, a lo largo de mi vida he ido alcanzando metas agarrado de la mano de una mujer, de mi mujer, de la madre de mis hijos. Mi confidente, mi amante, mi fuerza, mi alegría.

Gracias, te quiero.

Miquel Ruiz

 

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El otro día leíamos que el propietario de un restaurante en Portugal premiaba a una familia por el buen comportamiento de sus hijos durante la cena en su establecimiento.

Nada más leer la anécdota de esta familia y el detalle que habían tenido con ellos, recordamos cómo hace años, un camarero nos felicitó por el comportamiento del mayor de nuestros hijos, Adrián. Nos felicitó porque a pesar de su interés para que pidiéramos un menú infantil para nuestro pequeño, insistimos por el menú de degustación que pedimos para nosotros dos, su mamá y papá.

A Adrián le encantaba acompañarnos y degustar los platos que le iban trayendo; lo probaba todo, disfrutaba  tanto como Miquel y yo.

Hoy él es el primero que recibe con una gran sonrisa a los pequeños visitantes del Baret. Los recibe con ilusión y les canta los platos mirándoles también a ellos, para que al igual que sus acompañantes adultos, puedan elegir aquello que quieren degustar. Y es que nos llena de alegría ver a nuestros pequeños clientes disfrutar de los distintos sabores, de las texturas varias y dispares colores de los platos que van probando a lo largo de las comidas e incluso de las cenas.

Nos inunda la alegría máxima cuando vivimos la evolución de esos pequeños curiosos y vemos cómo cada vez prueban platos más atrevidos, sin miedo, sin reparos. Nos encanta escuchar sus elogios y también sus críticas, porque creemos profundamente que la comida hay que disfrutarla desde temprana edad para saber qué nos gusta y cómo.

Y es que aunque tenemos muchas sillitas pequeñas en nuestro barecito, los tronos son para los más pequeños de la casa que vienen y disfrutan del Baret.

 

Puri Codes

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Diciembre empieza y cómo no, pensamos en las odiadas o queridas navidades. Hace unos días paseaba con Miquel por un mercado entre puestos de árboles, belenes y adornos navideños, sin querer piensas en cómo han cambiado las navidades, mi memoria sin apenas darme cuenta me había trasladado de repente a la España de los años 70.
En mi casa, una familia humilde y trabajadora, aprovechábamos el puente de la constitución para poder montar el belén y el árbol, en conjunto y armonía. Siempre empezábamos con el árbol, ese el cual se mantenía guardado todo el año en una vieja caja de cartón con grandes tiras de cinta de embalar y al que se le adherían cada año más hojitas del propio árbol, por lo que como se puede deducir, cada año lo teníamos más “pelao”. La reflexión de mi madre era que esta serían sus últimas navidades en tenerlo, que en el siguiente año compraríamos uno de verdad. Pese a todo, con ilusión lo cargábamos de espumillón, desenrollábamos las lucecitas qué por supuesto ese año había una menos en funcionamiento, poníamos las bolas, que estas sí duraban, ya se podían caer que rebotaban como si nada y por último la estrella que hicieras como lo hicieras siempre se nos quedaba torcida. A continuación, le tocaba el turno al belén, con nuestras figuras que pasaban de mano en mano, sobretodo el caganet que se pasaba las fiestas de sitio en sitio, su rio de papel albal, sus casitas, el cielo y algún artículo nuevo que se añadía cada año.
Y con todo en la familia ya se sentía la Navidad, muchos atardeceres nos preparábamos para dar paseos entre las calles que iluminaban sus recorridos con grandes luces navideñas y a los más pequeños nos costaba separarnos de esos grandes escaparates llenos de juguetes, que a sus Majestades los Reyes Magos nunca les venían a bien dejarlos en casa.
Pero aún nos faltaba lo mejor de las navidades, llegaba el 22 de diciembre, no por la lotería que nunca toca pese a que la ilusión continua, ese día llegaban dos personas maravillosas, mis abuelos.
Benditos abuelos, emigrantes en Alemania aterrizaban en nuestra casa con sus maletas marrones acartonadas llenas de tesoros; chocolates, mazapanes… Ahora sí era Navidad.
En una fracción de segundo se pueden recordar tantas cosas, por eso aprovechando este recuerdo de mi niñez recupero mi belén, para hacerlo un poquito, también, vuestro en nuestra casa El Baret, vuestra casa, Feliz Navidad.

Puri Codes.

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Muchos han escrito sobre mi andadura profesional, sobre mis inicios, mis creaciones, mi vida… Mucho se ha escrito y lo agradezco, tanto los halagos, como las críticas, de todo hay que escuchar y aprender en la vida. A estas alturas de la película solo debo añadir que la alegría y felicidad a la que he llegado es el producto de la sencillez en estado puro, la búsqueda de la felicidad en las pequeñas cosas, como esas charlas amenas con los comensales que llegan a El Baret (que es vuestra casa y la de mi familia).

Sencillez y pureza es lo que busco en los productos que cocinamos en equipo. Hay muchas otras palabras de moda al servicio de la restauración … Nosotros buscamos productos al servicio de la creación de un gran plato, merecedor de vuestros paladares. Buscamos la forma para que un sencillo tomate sepa increíblemente a tomate.

Creo que el valor, la felicidad, el sabor y las alegrías, en ocasiones, son mucho más fáciles de encontrar de lo que pensamos. Desde este “Baret que fa cantó” intentamos ser y hacer felices a todos los que pasáis por aquí con nuestra cocina.

Mi mayor agradecimiento a todos por elegirnos.

 

 

La patata, ese producto que nunca falta en las cocinas, tan utilizado en épocas de carestía, tan presente en recetas actuales y de toda la vida… Estas bravas del Baret podrían parecer como una canoa a la deriva en busca de salvar la vida.

Como todos aquellos a los que llamamos refugiados, ellos merecen una oportunidad.

 

Comenzamos una nueva andadura en redes a través de esta página web y la gestión de nuestras reservas. Esperamos que sean ambas de vuestro agrado. Hemos buscado la manera más sencilla y efectiva para reservar y que tengáis todos las mismas oportunidades para elegir fecha y hora de reserva. Como todo lo nuevo puede generar dudas, pero estaremos como siempre a vuestra disposición en El Baret y en el whatsapp de nuestro teléfono o email.

También, comenzaremos en breve a llevar el blog, os contaremos desde recetas, productos aconsejables para cada temporada, responderemos a vuestras dudas… en definitiva a contar pequeñas historias, las vuestras y las nuestras. Queremos devolveros todo el cariño que siempre nos mostrais y establecer entre el facebook y este blog un diálogo más fluido.

Hasta pronto amigos, próximamente mucho más.

Miquel Ruiz en El Baret

Domingos de aprendizaje

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Un mensaje de agradecimiento

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A mi mujer. A las mujeres.

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