El Pequeño de la casa en el Baret
El otro día leíamos que el propietario de un restaurante en Portugal premiaba a una familia por el buen comportamiento de sus hijos durante la cena en su establecimiento.
Nada más leer la anécdota de esta familia y el detalle que habían tenido con ellos, recordamos cómo hace años, un camarero nos felicitó por el comportamiento del mayor de nuestros hijos, Adrián. Nos felicitó porque a pesar de su interés para que pidiéramos un menú infantil para nuestro pequeño, insistimos por el menú de degustación que pedimos para nosotros dos, su mamá y papá.
A Adrián le encantaba acompañarnos y degustar los platos que le iban trayendo; lo probaba todo, disfrutaba tanto como Miquel y yo.
Hoy él es el primero que recibe con una gran sonrisa a los pequeños visitantes del Baret. Los recibe con ilusión y les canta los platos mirándoles también a ellos, para que al igual que sus acompañantes adultos, puedan elegir aquello que quieren degustar. Y es que nos llena de alegría ver a nuestros pequeños clientes disfrutar de los distintos sabores, de las texturas varias y dispares colores de los platos que van probando a lo largo de las comidas e incluso de las cenas.
Nos inunda la alegría máxima cuando vivimos la evolución de esos pequeños curiosos y vemos cómo cada vez prueban platos más atrevidos, sin miedo, sin reparos. Nos encanta escuchar sus elogios y también sus críticas, porque creemos profundamente que la comida hay que disfrutarla desde temprana edad para saber qué nos gusta y cómo.
Y es que aunque tenemos muchas sillitas pequeñas en nuestro barecito, los tronos son para los más pequeños de la casa que vienen y disfrutan del Baret.
Puri Codes