A lo largo de la vida hay que elegir varias veces el camino.
Llegar hasta El Baret ha sido una elección arriesgada, solo quería hacer feliz a los demás dando lo mejor de mi mismo sin ornamentos.
Llegar hasta El Baret ha sido una elección arriesgada, solo quería hacer feliz a los demás dando lo mejor de mi mismo sin ornamentos.
No hay fórmulas mágicas, ni nada nuevo que inventar, solo claras intenciones: trabajar día a día, ofrecer lo mejor de nuestro saber hacer, cocinar lo que la tierra nos da en cada temporada y extraer el máximo partido de cada producto, comer bien no significa arruinarse, que nuestros clientes se sientan satisfechos y felices en todos los sentidos. Con esta filosofía amanece cada día El Baret.
Sin ellos, simplemente, nada sería posible. Más que un equipo somos una familia.